jueves, 25 de febrero de 2016

Re-creando hoy la Espiritualidad de Juan Eudes

La espiritualidad propuesta por san Juan Eudes es ante todo un sistema de valores enfrentados a ciertos antivalores en boga. En cuanto tal, sólo posee una existencia virtual, que se actualiza en la medida en que cada uno de nosotros la expresa en obras convincentes y coherentes.
Aún las espiritualidades más elevadas, si no son permanentemente reinventadas por una tradición viva, se oscurecen y degeneran. Al nacer, alimentan, exaltan, animan, mueven; pero con el paso del tiempo se van adormeciendo e incluso envenenando» (Marcel Legaut, Vivre pour être, Paris, Aubier-Montaigne, 1974, p. 144-145)
En el marco eudista, para que nuestra espiritualidad sea viviente y creadora, la frecuentación de los textos que dejó san Juan Eudes como así también los estudios e investigaciones de orden científico que se han hecho al respecto, son indispensables para rescatar la verdad misma de la experiencia que deseamos actualizar. De ahí la importancia de no aislar los escritos del P. Eudes de su persona, de su vida y de sus actividades, y pasar de la palabra al hacer, utilizando los instrumentos de conocimiento que poseemos hoy, con la intención de continuar la acción misionera de ese ser humano tan especial que se llamó Juan Eudes, y su experiencia espiritual, tal como nos ha llegado en sus palabras, sus frases, sus conceptos y sus acciones. 
Esta búsqueda nos llevará a captar la vena creadora y la fecundidad de su vida interior. Luego tendremos que esforzarnos en acceder nosotros también a su personal experiencia espiritual, reviviéndola, y, de alguna  manera, "recreándola" para nuestro tiempo.
Si procedemos así, Juan Eudes nos conducirá necesariamente al Evangelio y a Jesús, que debe ser la meta principal de todo auténtico discípulo de Jesús. Este modo de buscar y descubrir la experiencia para poder acceder a ella, hacerla revivir y recrearla, no es nuevo. Lo ha sido de todos los tiempos y también desde nuestros orígenes eudistas, porque el mismo Juan Eudes nos lo propone así. Nos basta con ver lo que nos sugiere en Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas para convencernos.
Hoy más que nunca se necesitan hombres de oración y adoración, como Juan Eudes lo indica, tan persuadidos de la necesidad de su tarea que, incluso privados de toda posibilidad de acción sobre sus semejantes, sepan responder a lo esencial de su vocación repitiendo y buscando a Dios desde y en los desiertos contemporáneos: “tú eres el que es, nosotros somos los que no somos”. Pero también hombres y mujeres de misericordia y compromiso.   
Un nuevo tiempo comienza, nos insiste el papa Francisco. Y Jesús quiere vivirlo en y con nosotros. Él no se encerró sino que se mantuvo caminando y viviendo en medio de los hombres. Con nosotros él sigue estando entre los hombres de hoy…  En nosotros no cesa de ser enviado, cada día, a toda la humanidad de nuestro tiempo, de todos los tiempos, de mi ciudad y del mundo entero»[1] en y con el espíritu de Juan Eudes. Siempre oliendo a pueblo como ha pedido Francisco y como lo vivió nuestro Padre y Fundador de los terribles años de la peste. 

[1] Cit. Por Charles-Henri de Blavette, en L‘école française de spiritualité, en Vie Eudiste (1999-1) 14

No hay comentarios:

Publicar un comentario