lunes, 7 de noviembre de 2016

HACIA UNA IGLESIA MISIONERA

Nos parece compartir este documento de La Asamblea Diocesana de Valencia (España): propuestas para «una Iglesia samaritana», que pudieran ser imitadas por otras comunidades:
La Asamblea Diocesana de Valencia acaba de aprobar el Proyecto Diocesano de Pastoral Evangelizadora, que incluye un total de 233 acciones que tendrán que poner en práctica arciprestazgos, sacerdotes y fieles laicos. La primera de ellas será la realización de un estudio sociológico sobre la Misa dominical
La archidiócesis de Valencia ha dado la última semana un paso importante en su nuevo Proyecto Diocesano de Pastoral Evangelizadora tras la celebración el sábado 15 de octubre de la Asamblea Diocesana que presidió el cardenal arzobispo, Antonio Cañizares, en la catedral. Allí se aprobaron una serie de acciones que llevarán a cabo parroquias, arciprestazgos, sacerdotes y fieles con el objetivo de construir en Valencia «una Iglesia samaritana donde se sienta el servicio de la acción de la caridad como la propia acción de la Iglesia».
La caridad es uno de los pilares sobre los que se asienta el nuevo proyecto diocesano. «Sin duda, es la hora de trabajar en una nueva imaginación de la caridad, para que nuestra acción evangelizadora resulte más creíble para nuestros contemporáneos, aunque esto no nos hace olvidar ámbitos más cotidianos en los que la Iglesia de Valencia ha ejercido su servicio a los demás», recoge el documento aprobado, tal y como ha dado a conocer AVAN. El proyecto entrará en vigor el próximo mes de noviembre, una vez lo ratifique el cardenal arzobispo.
Entre las propuestas aprobadas destaca la realización de un estudio sociológico en toda la diócesis sobre la celebración de la Eucaristía dominical, a la que seguirá una reflexión por parte de los equipos sacerdotales y de los consejos pastorales. Al mismo tiempo, se quiere potenciar la participación en la Misa dominical y, para ello, considera necesario que «se prepare un equipo de personas para la acogida en todas las celebraciones», que tienen que ser preparadas «con esmero». Se trata de procurar, recoge el proyecto, «celebraciones de la Eucaristía más vivas, comprometidas y participativas, alejadas de todo individualismo y facilitadoras de comunión entre todos, para que en ellas nadie se sienta excluido».
(Pregunto yo: ¿no podríamos hacer algo parecida organizando por lo menos una misa vespertina abierta a toda la vecindad con la correspondieste y previea información; vía redes, vía blogs, vía afiches?)
Además de recalcar la importancia de fomentar una pastoral sacramental de evangelización más que de conservación, apela a los sacerdotes para que pasen más tiempo en los confesionarios; se pide que haya un lugar para la confesión «decente y reconocible por todos»; y que tengan «un horario claro y fijo, para que los fieles puedan acercarse ordinariamente, sin tener que ir ellos mismos en busca de un confesor».
Otra de las ideas es fomentar que las parroquias visiten monasterios y comunidades religiosas de distinto carisma y que estas visitas sean algo establecido en la catequesis de Confirmación y para los grupos de jóvenes. Del mismo modo, reclaman a los consagrados a que compartan su testimonio ante la comunidad parroquial y que las propias comunidades estén representadas en el consejo pastoral.
Al margen de estas medidas, el proyecto incluye acciones en el ámbito de la pastoral familiar, la pastoral de la salud o la religiosidad popular, así como en los horarios de apertura de los templos.

En este sentido, el cardenal Antonio Cañizares hizo una exhortación para que entre todos «edifiquemos una diócesis muy cercana, acogedora, próxima a todos, una diócesis misionera». Una tarea en la que la cultura tiene mucho que decir, pues «una fe que no se hace cultura es una fe no suficientemente pensada ni vivida». «A esto quiere contribuir este proyecto pastoral, máxime cuando Valencia es una de las diócesis más marcadas por la cultura y más empeñada en la creación y transmisión de cultura […]. Espero que cuando el proyecto se haya promulgado y puesto en práctica sepamos renovarnos con una acción pastoral misionera, emprendedora, sólida y audaz en nuestra sociedad. No podemos dejar pasar este momento. Es la hora del renacimiento moral y espiritual, y de comunicarlo, un servicio inaplazable», añadió el purpurado, que cumplió 71 años el día de la asamblea, y fue felicitado por todos con la entonación del Cumpleaños feliz.

SON IDEAS PROFUNDAS Y LLENAS DE EVANGELIO QUE, EN CUANTO EUDISTAS QUE SOMOS, PUDIERAN Y DEBIERAN ORIENTAR NUESTRA PASTORAL DE MISIONEROS DE LA MISERICORDIA.

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