AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN CON LA
FUERZA DEL ESPÍRITU
La Congregación de Jesús y
María tiene por fundador a un hombre que fue esencialmente evangelizador.
Toda la vida de san Juan
Eudes, fue evangelización incansable, fruto de una larga preparación de
profundas súplicas al Espíritu Santo y de una fuerza carismática realmente
admirable que penetraba todo su ser.
Los pueblos de Normandía,
las grandes ciudades de Francia, París, la Corte Real, las aldeas, por todas
partes se oyó su palabra penetrante y conmovedora, que llevaba un excepcional
mensaje de conversión y de amor a Cristo. Juan Eudes conformó una comunidad
ante todo evangelizadora, como
dice la Constitución: “Los Eudistas consagran todas sus fuerzas al servicio de Cristo y de su
Iglesia, trabajando mediante las diversas funciones del ministerio, la oración
y el testimonio de su vida, en la
proclamación del Evangelio, para despertar la fe” (Cap. I, Numeral 5).
El caso de san Juan Eudes es
realmente impresionante. Era una vida de amor a Jesucristo continua, sin
interrupción, una vida de plegaria, de cada momento. Una vida apostólica por
ejemplo, por la conversación, por la predicación.
Era toda una fuerza poderosa
del Espíritu que le invadía para llevar el mensaje. Las palabras que
escribió Pablo VI en Evangelii Nuntiandi se cumplieron
superabundantemente en san Juan Eudes: “La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida,
deberá ser tarde o temprano pro- clamada por la Palabra de Vida. No hay
evangelización verdadera mientras no se anuncie el Nombre, la doctrina, la
vida, las promesas, el reino, el
misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios” (No. 22).
Cuando vemos este ejemplo
tan excepcional y tan atractivo de entrega total de san Juan Eudes a proclamar
el Evangelio, cuando tomamos conciencia de que ésta es la misión de los
Eudistas, no podemos menos de anhelar para nosotros una fuerza nueva, poderosa,
transformación del Espíritu Santo en nuestras vidas, para que seamos
verdaderos pro- clamadores del
Evangelio de Cristo.“Vayan por todo el mundo y predi- quen el Evangelio a toda
creatura” (Mc 16,15). Juan Eudes conocía la Biblia
como pocos, era su libro amado; su lectura principal era el Nuevo Testamento.
Ahí descubrió los tesoros
del amor de Jesucristo y el misterio de su Co- razón. Juan Eudes tiene una
actualidad sorprendente y una afinidad profunda con este tiempo de renovación
en el Espíritu Santo.
La Comunidad de los Eudistas
está llamada a ser ante todo evangelizadora con la fuerza del Espíritu. La
comunidad de los Eudistas presenta a los jóvenes deseosos de vida
evangélica y de llevar el Evangelio a todas partes una oportunidad
incomparable y campos insospechados.
La figura de san Juan Eudes
es una exigencia tremenda para nosotros los Eudistas, un ideal que no es
inalcanzable, que debemos tratar todos de apropiar con el poder del Espíritu
Santo.
Juan Eudes fue el
maravilloso sacerdote del siglo XVI que cubrió a Francia, y que descubrió
caminos intransitados de amor, de adoración, de alabanza, de plegaria
continua.
Que no dejó ocasión ni
oportunidad de hablar de Jesucristo. Su propó- sito de evangelización, su
propósito de existir, está sintetizado en estas palabras suyas: “Jesucristo debe vivir
en nosotros, y nosotros en Él sólo existir.
Su vida debe ser nuestra y ésta una continuación y un reflejo de la suya. No
tenemos derecho de vivir sobre la tierra sino para llevar, manifestar, santificar, glorificar y hacer vivir en nosotros el
nombre, la vida, las cualidades, las perfecciones, los designios e
inclinaciones, las virtudes, las acciones de Jesús (Vida y Reino, Cap. 1).
Juan Eudes fue evangelizador
y fundó la comunidad como evangelizadora para siempre, siguiendo el impulso
del Espíritu en cada época. Un verdadero Eudista según san Juan Eudes debe
ser ante todo evangelizador de
Jesucristo: “Los Eudistas se sienten llamados a anunciar el mensaje evangélico para hacer del
género humano la familia del Padre, en la
que la plenitud de la ley es el amor” (Const. Cap. 2,Vers. 11).
El Eudista debe ser el
hombre que arda de amor a Cristo y lo comunica a sus vecinos y a sus lejanos,
usando todos los medios que tenga a su alcance. Actualísima la vocación de
los Eudistas: evangelizar con sinceridad, con entusiasmo, con el ardor
carismático de los Hechos Apostólicos.
Este es el magnífico Juan
Eudes que hubiera debido nacer en nuestra época y usar todos los medios que
actualmente tenemos para difundir el Evangelio. ¡Qué palabra tan bella, tan
abrasadora sería la de Juan Eudes actualmente! Cuando se encuentra todo un
mundo ansioso de Dios, ansioso de perfección, ansioso de verdad, pienso que
Juan Eudes quedaría bien en esta época. Nosotros, la Congregación de san
Juan Eudes, deberíamos reflexionar mucho si no es el caso de encender
vivamente nuestro ardor evangélico y si no debemos caracterizarnos en este
mundo por poseer el secreto, el ardor, el entusiasmo de una evangelización moderna para el mundo actual, inspirada en una experiencia nueva del Espíritu
Santo.
(1) Esta novena
fue publicada en 1980 por los padres Hipólito Arias Delgado y Álvaro Botero
Álvarez. Los textos actuales han sido revisados y adaptados por la Unidad de
Espiritualidad Eudista.
Siervo de Dios Rafael García Herreros,
Sacerdote Eudista.
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