San Juan Eudes, cantor entusiasta y permanente de los
Corazones de Jesús y de María, fue un fiel heraldo del amor inicial de Dios, al que creó a su imagen y semejanza, y de su amor constante que atrae hacia él
a esa criatura llamada a compartir para siempre la felicidad y la gloria de su Padre
y Creador.
«Incluso antes de que el hombre existiera, ya el amor divino
se había orientado hacia él.
Pienso que Dios, no sólo
me ama desde toda la eternidad y con un amor continuo e invariable sino que, más aún, me ha amado con todo lo que él es, es decir se ha hecho todo amor
hacia mí y me ama con un amor purísimo y eterno» (OC II, 1380).
No es de sorprender que cada vez que Juan Eudes contempla a
Dios, quede extasiado ante las manifestaciones maravillosas de ese amor. y así lo expresa y canta a lo largo de todas sus obras.
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