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El
  cuidado que Dios tiene por cada uno de nosotros expresado en las palabras del
  profeta Ezequiel, cuya lectura hacemos en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, “buscaré a las ovejas perdidas, y devolveré al redil a las que
  perdieron el camino; les vendaré las patas a las ovejas lastimadas, y
  fortaleceré a las ovejas débiles” (Ez 34, 11-16), expresa cuánto nos ama
  el Señor. Nos ama
  hasta hacerse solidario con nuestras necesidades y debilidades, con todo lo
  nuestro. También en la situación de desprecio y de marginación de que pueden
  ser víctimas unos hombres por parte de otros. 
El
  mismo texto de Ezequiel señala que este deseo de acercarse al hombre es un
  acto personal de Dios, que brota de su amor. Esto es, de lo más profundo de
  sus sentimientos, de su Corazón santo, de su sagrado Corazón sale la
  iniciativa de buscarnos: «Yo mismo voy
  a ir en busca de mis ovejas, y yo mismo las cuidaré, tal y como las cuida el
  pastor cuando se halla entre sus ovejas esparcidas”. 
El
  evangelio de Lucas, que también se lee en esa fecha, es precisamente la
  parábola del pastor que encuentra a su oveja: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no
  deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida,
  hasta encontrarla?” (Lc 15, 3-7).  El pasaje nos dice cómo actúa Dios quien en su
  inmenso amor por el hombre se alegra infinitamente por su conversión. La
  Palabra de Dios nos muestra que la oveja a pesar de haberse alejado
  es acogida de nuevo. Dios se alegra con el pecador que regresa a la
  casa del Padre: “Habrá alegría en el
  cielo por un solo pecador que se convierta”. 
Todo
  el conjunto de la Palabra de la celebración manifiesta que el amor de Dios
  por el hombre encuentra su expresión más nítida en la entrega que Cristo hizo
  de su vida por nosotros en la cruz, lo cual quiere decir que por ese hecho
  Dios demuestra que por el hombre no tiene sino misericordia.  
Este
  misterio insondable de la misericordia de Dios es difícil de expresar: cómo
  es que Dios se abaja hasta quien se equivoca  tanto y tan repetidamente, sintiendo con él
  la necesidad de la reconciliación y ofreciéndole su perdón. Es aquí en donde
  la imaginación de un inspirador como San
  Juan Eudes encuentra el modo más original e innovador de expresar el amor
  ardiente del Corazón de Jesús, poniendo lo grande y maravilloso de la acción
  de Dios al alcance de todos. Fue Juan Eudes uno de los primeros en promover
  en la historia la conciencia popular de la misericordia del Corazón de Jesús.
  Juan Eudes es líder, promotor y uno de los creadores de la doctrina sobre el
  Corazón de Cristo en la vida de la Iglesia. 
Pero
  el auténtico conocimiento del amor de Dios sólo es posible mediante una
  oración humilde, de abierta disponibilidad a la misericordia del Padre, vía
  que también explora San Juan Eudes: el hombre ha de tener una actitud de
  reconocimiento y abnegación, que convierte en adoración su mirada fija en un corazón caliente, lleno
  de vida, como el de Jesús, del cual brotan "sangre y agua" ( Jn 19, 34). 
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Comentarios a las lecturas de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
 Gustavo Mesa, eud., El Minuto de Dios,
2016

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