Este rostro es, hoy, el de millones de niños y niñas que mueren de hambre,,, quizás muy cerda de ti...
Y tú, ¿acaso eres de los que botan comida, o de los que nadan en delicatesses, aún a sabiendas de que ésa no puede ser la voluntad del Dios en el que dices creer?
¿No temes que el día de tu muerte escuches de Él aquellas terribles palabras: “Tuve hambre... y no me diste de comer”?
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