También a este niño lo hizo Dios para la felicidad.
Y, como a él, a todos los niños del mundo.
Sería un Dios incomprensible y absurdo si diera la vida a unas criaturas para la felicidad y a otras para el sufrimiento.
Por tanto su derecho a una vida digna y feliz
no depende de los demás, sino de su misma condición humana...
como hijos de Dios.
como hijos de Dios.
Pero alguien, o muchos, se la han arrebatado.
¿Quién se lo devolverá?
Entre tanto su miseria sigue clamando al cielo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario