jueves, 27 de octubre de 2016

Los derechos de los niños son sagrados derechos de Dios


También a este niño lo hizo Dios para la felicidad.

Y, como a él, a todos los niños del mundo.

Sería un Dios incomprensible y absurdo si diera la vida a unas criaturas para la felicidad y a otras para el sufrimiento.

Por tanto su derecho  a una vida digna y feliz
no depende de los demás, sino de su misma condición humana...
como hijos de Dios.

Pero alguien, o muchos, se la han arrebatado.
¿Quién se lo devolverá?

Entre tanto su miseria sigue clamando al cielo...

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