sábado, 2 de abril de 2016

MISERICORDIA: “Señor, que no apaguemos el corazón”



“Señor, que no apaguemos el corazón,
no permitas que la vida nos lo apague.
Sin un corazón palpitante, ¿cómo corresponder a tu amor?
Sin una ternura profunda, ¿cómo servirte en los hermanos?

Señor, que eres comunidad con Jesús y el Santo Espíritu,
que eres amor que hace a los otros distintos
y los mantiene unidos sin confusión,
danos sentir tu amor como sol
que encienda nuestra tierra,
como lluvia que empape,
como viento que la esponje y estremezca.
Danos un corazón de carne,
aunque muera de dolor, de ansias o de desprecios.

Te pedimos, Señor, que no cometamos el sacrilegio
de emplear tus leyes para amordazar el corazón,
para neutralizarlo con códigos,
para sustituirlo con ritos y ceremonias,
para canjearlo por un poco de poder,
para venderlo a cambio de vivir asegurados.

En esta hora de lobos en que manda la ley
de la lucha por la vida y el dominio del más fuerte,
tú nos ofreces proseguir la misión que encargaste a tu Hijo:
“Liberar a los oprimidos”.
Para esta sagrada misión te pedimos, Señor,
que transformes nuestro corazón de piedra en un corazón de carne.
Te pedimos, Padre, el Espíritu Santo de la solidaridad. Amén.”
  

(Salmos de vida y fidelidad, Pedro Trigo. Teólogo jesuita)

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